El Valle de Guadalupe, ubicado en el estado mexicano de Baja California, es conocido por producir algunos de los mejores vinos del país. Entre ellos, les platicamos sobre nuestros Segundo Crío, un Cabernet Sauvignon que se ha ganado un lugar especial en el corazón de los amantes del vino mexicano.

El Segundo Crío es un vino de cuerpo medio a completo, elaborado con uvas Cabernet Sauvignon de alta calidad, cultivadas en el Valle de Guadalupe. Una de las principales diferencias que lo distingue de otros vinos es su proceso de fermentación. En lugar de fermentar en barricas de roble, el Segundo Crío se fermenta en piletas de concreto, lo que le da una textura suave y aterciopelada.

la fermentación del Segundo Crío se lleva a cabo en piletas de concreto en lugar de tanques de acero inoxidable, lo que le da su característica textura suave y aterciopelada. Después de la fermentación, el vino se transfiere a barricas de roble francés durante 12 meses, donde se completa su maduración.

Las barricas de roble francés son muy valoradas en la producción de vinos de alta calidad, ya que aportan sabores y aromas sutiles de vainilla, cedro y especias, así como taninos finos y elegantes que se integran perfectamente con los sabores y aromas de la uva. El tiempo que el Segundo Crío pasa en barricas de roble francés le da la oportunidad de desarrollar estos sabores y aromas adicionales, al tiempo que se suaviza aún más los taninos, lo que produce un vino aún más equilibrado y redondo en boca.

En general, el proceso de fermentación en concreto y la posterior maduración en barricas de roble francés son dos factores clave que hacen que el Segundo Crío sea un vino diferente y especial en comparación con otros Cabernet Sauvignon del Valle de Guadalupe y del mundo en general. Su textura suave y aterciopelada, combinada con sus sabores y aromas clásicos de Cabernet Sauvignon, lo convierten en un vino elegante y accesible, ideal para acompañar una amplia variedad de platos, desde carnes rojas hasta quesos fuertes y postres de chocolate.

En resumen, el Segundo Crío es un vino de cuerpo medio a completo, con notas de frutas rojas, especias y un toque de roble. Su proceso de fermentación en piletas de concreto le da una textura suave y aterciopelada, y lo hace menos tánico que otros vinos de Cabernet Sauvignon. Si buscas un vino suave y redondo en boca, el Segundo Crío es una excelente opción.

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